Bienvenidos sean queridos lectores
A lo largo de este sitio web podrán aprender acerca de las
células HeLa, el primer linaje celular humano “inmortal”,
es decir, que puede dividirse continuamente, a diferencia de
otras poblaciones celulares que suelen durar entre 50 y 60
generaciones antes de envejecer y morir en condiciones de
Laboratorio.
¿De dónde radica su importancia? La Historia alrededor de esta línea celular destaca el avance en técnicas de investigación médica que supusieron tras su descubrimiento y durante su auge, las varias contribuciones a la Medicina que han sido posibles gracias a ellas entras las que figuran un premio Nobel, y finalmente pero igual de relevante su origen; una mujer de 31 años criada originalmente en una granja de tabaco y madre afroamericana de una familia empobrecida por el nombre de Henrietta Lacks, quien apenas cuatro meses y medio de haber dado luz a su quinto hijo fue diagnosticada de cáncer cervicouterino en el hospital Johns Hopkins de Baltimore, Maryland, al que acudió quejándose de un nudo en su matriz.
Tras su ingreso el 1ro de Febrero del año 1951 en la clínica ginecológica del hospital, varias pruebas se le fueron realizadas, incluyendo una biopsia que reveló la presencia de un carcinoma cervical para el cual se le fue dado tratamiento que incluía la inserción de tubos de Radio (un metal radioactivo) alrededor de su cuello uterino, seguido de sesiones de Radioterapia con Rayos X con el fin de reducir el tumor. Sin embargo, pese a los intentos por parte de los doctores a su cargo, el cáncer probó ser demasiado agresivo, hasta que falleció el 4 de Octubre del mismo año.
El origen de las células HeLa como tal, en cambio, ocurriría durante la estancia de Henrietta Lacks en Johns Hopkins, cuyo director del Laboratorio de cultivo de tejidos del hospital, el doctor George Gey, tenía por objetivo la cura del cáncer mediante el desarrollo de una línea celular humana inmortal que pudiera ser útil en la investigación médica. Su posición entonces le permitía obtener gran cantidad de muestras de tejido cancerígeno provenientes de diferentes pacientes internados en el hospital. Sin embargo, durante décadas cada una de las líneas celulares que conseguía aislar fracasaba tras dejar de reproducirse, hasta que el cirujano de Henrietta Lacks le mandó una muestra de su cérvix, que fue obtenida sin que ella conociera su fin, y por ende, sin su consentimiento explícito para un propósito que era ajeno a su tratamiento, cosa que era una práctica común en la época.
El trabajo de Gay finalmente rendiría frutos tras descubrir que las células provenientes de aquella muestra eran capaces de retener su capacidad de dividirse y podían reproducirse no solo indefinidamente, sino de manera más rápida en comparación a otras células cancerígenas. Contento tras publicar su nuevo descubrimiento, varios colegas suyos que también trabajaban investigando el cáncer le pidieron muestras de aquella línea celular, a quienes les ofreció células de manera gratuita en pro de su objetivo de erradicar el cáncer, a partir de lo cual fueron distribuidas alrededor del mundo.
A pesar de que el doctor Gey no tenía fines de lucro, eventualmente las células fueron comercializadas para su venta a Laboratorios, Centros de investigación, investigadores particulares, etc. Así pues, mientras las células HeLa permitían importantes avances científicos y se manejaban grandes cantidad de dinero alrededor de ellas, la familia de Henrietta Lacks era incapaz de pagar un servicio de salud a la vez que desconocían por completo la existencia de tales células. Dos décadas después, tras conocerse la identidad de Henrietta Lacks cuando los científicos requerían de muestras de sus familiares, su familia supo que pasaba algo con respecto a ella pero no lo comprenderían hasta tiempo después, pensando originalmente que las muestras eran para detectar cáncer, pues los investigadores desconocían que la familia no entendía la situación al respecto.